En mi empeño por mi empeño, anoche fui a la inaguración de una una Galería. La Pepepisa, donde el amigo Pepe reunio a lo mejor de Madrid. Estuvo abarrotada de simpáticas personas, entre los cuales estábamos mi amigo Alfonso Zubiaga, gran fotógrafo, su madre que tanto le quiere, su hermana que le quiere más si cabe que su madre, y yo, y que representábamos a lo mejor. Fuimos especialmente agasajados por una camarera a la que, desde aquí, le doy las gracias por sus bondadosos cuidados culinarios. Y vimos Arte. Mucho Arte. Uno más bueno que otro y no pienso decantarme excepto por unos cuadros de Mónica Sanchez Robles, que me gustaron mucho, a pesar de lo cual y de que se lo dije, no he sido invitado a cenar en su casa como mi amigo Alfonso y unas fotos de Alfonso, que no invitó ni a Monica ni a mi a cenar. Y, como no hay esfuerzo que ampolla no haga, he quedado con Pepe, en la Pepepisa, para enseñarle mis proyectos y perciba que, como no se ponga las pilas, en New York, se me van a rifar y se lo va a perder. Para llegar y empaparme de vida, utilicé el bus y el metro y para volver, hartito de placer, un Mercedes ML. Como debe ser.
Arco del Triunfo desde el Bus
Esperando el Metro
Escaleras de República Argentina
Asistente a Pepepisa
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